La crisis perpetua del sistema sanitario: por qué los subsidios no son la respuesta

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El reciente cierre del gobierno, provocado por una disputa sobre los subsidios de la Ley de Atención Médica Asequible (ACA), reveló un problema sistémico más profundo: el sistema de salud estadounidense sigue siendo fundamentalmente insostenible. Si bien la batalla política se centró en si extender la ayuda financiera temporal a aquellos con planes de intercambio ACA, el verdadero problema no es sólo la asequibilidad con subsidios, sino el costo implacablemente creciente de la atención médica en sí.

La ilusión de las soluciones

El cierre puso de relieve el patrón familiar de los formuladores de políticas y líderes de la industria eludiendo el tema central. Los demócratas argumentaron que dejar que los subsidios expiraran aumentaría las primas para los hogares de bajos ingresos, mientras que los republicanos insistieron en que estos apoyos eran medidas temporales que habían seguido su curso. Ambas partes se centraron en los síntomas (las primas en aumento) en lugar de en la enfermedad (la economía subyacente fallida de la atención médica).

La propia ACA, a pesar de ampliar la cobertura y la protección al consumidor, no logró corregir las fuerzas estructurales que impulsaban los costos al alza. Las primas en todo el mercado han aumentado considerablemente, no sólo para los participantes de la ACA, y las principales aseguradoras han registrado ganancias récord durante este período. La consolidación entre hospitales, grupos de médicos y aseguradoras continúa acelerándose y se ha demostrado constantemente que hace subir los precios. La expiración de los subsidios no causó estos aumentos; simplemente expuso cuánto han crecido ya las primas desde 2021, cuando el apoyo federal enmascaró temporalmente la realidad.

Correcciones de curitas y falsas dependencias

El patrón se extiende más allá de los subsidios de la ACA. Los fondos de emergencia para hospitales rurales, como los 50 mil millones de dólares asignados para apoyo rural, mantienen las instalaciones a flote en el corto plazo, pero no abordan las estructuras de costos insostenibles que impulsan los cierres. De manera similar, el programa 340B (destinado a reducir los costos de los medicamentos para los desfavorecidos) se ha transformado en una fuente de ingresos para los hospitales, apuntándolos en lugar de solucionar el problema de raíz.

Estos programas de apoyo federal funcionan como infusiones temporales, enmascarando debilidades subyacentes en los modelos de negocios y las estructuras de entrega. Las partes interesadas reaccionan con horror cuando los responsables de las políticas consideran reducir o reestructurar estos apoyos, lo que revela la dependencia del sistema de la financiación continua en lugar de la sostenibilidad.

El camino a seguir: transparencia y rendición de cuentas

La solución no son más subsidios o ajustes incrementales. Requiere un reinicio estructural anclado en la transparencia, la rendición de cuentas y el pago basado en resultados. Los consumidores, empleadores y formuladores de políticas necesitan datos confiables sobre costos y calidad para evaluar el valor. Las organizaciones que prestan servicios de atención médica y los pagadores deben asumir la responsabilidad de brindar resultados que mejoren la atención a precios asequibles.

El modelo de reembolso actual premia la actividad, no los resultados, lo que genera una utilización innecesaria y un aumento de los costos. Alinear el pago con los resultados fomentaría la prevención, la atención coordinada y prácticas más seguras. Las aseguradoras deben ser evaluadas en cuanto al acceso a una atención oportuna y basada en evidencia, no solo en controles de costos a corto plazo.

El fin del cierre brinda la oportunidad de enfrentar una pregunta más amplia: ¿Qué tipo de sistema de salud estamos tratando de sostener y deberíamos mantenerlo en su forma actual? El sistema subyacente ha estado en soporte vital durante décadas y seguirá así hasta que los líderes aborden las fuerzas estructurales que impulsan el crecimiento de los costos. La curva de costos no puede doblarse a través de subsidios continuos; requiere un cambio fundamental en la forma en que se presta y financia la atención sanitaria.