Impulsando a los atletas jóvenes: 5 elementos esenciales para los padres

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Como dietista deportiva, a menudo veo a padres abrumados por consejos nutricionales contradictorios cuando se trata de sus jóvenes atletas. Es natural: equilibrar la vida académica, la vida social y los horarios de formación ya resulta exigente. Agregar la presión de garantizar que su hijo coma “bien” puede parecer un obstáculo más. Pero recuerde: lo que funciona para un oficinista no es necesariamente el mejor enfoque para un atleta en crecimiento que enfrenta intensas demandas de entrenamiento.

En lugar de estancarse en dietas restrictivas o planes de alimentación complicados, concéntrese en estos cinco principios clave para ayudar a su joven atleta a prosperar tanto dentro como fuera del campo.

1. La salud supera los objetivos de rendimiento

Si bien resulta tentador priorizar el aumento del rendimiento, la salud de un atleta joven siempre debe ser lo primero. Evite cualquier cosa que prometa resultados rápidos pero que ponga en riesgo el bienestar a largo plazo, especialmente cuando se trata de problemas de peso.

Haga hincapié en que el peso no es una medida fiable del éxito atlético. En lugar de fijarse en el número de la báscula, ayude a su hijo a desarrollar una relación intuitiva con la comida. Pregúnteles: “¿De verdad tienes hambre?” o “¿Esta elección me ayuda a sentirme con energía para practicar?”.

2. La intensidad del entrenamiento dicta las necesidades de combustible

Los deportistas jóvenes necesitan más energía que sus compañeros sedentarios. No se trata sólo de la ingesta total de calorías; se trata de cuándo y qué comen.

Antes de practicar: Comience poco a poco con carbohidratos de fácil digestión, como jugo de frutas, pretzels o bolsitas de puré de manzana, si no sienten hambre antes de los entrenamientos.
Durante el entrenamiento (sesiones largas): Para prácticas que duren más de una hora, ofrezca combustible como bebidas deportivas, masticables de frutas, plátanos o rodajas de naranja para mantener los niveles de energía y evitar caídas a mitad del entrenamiento.

Después de la práctica: Apunte a las “tres R” de la recuperación:
* Reparación: La proteína ayuda a reconstruir los músculos; Piense en leche con chocolate con barra de granola o yogur con granola y fruta.
* Reponer: Los carbohidratos restauran las reservas de glucógeno, la principal fuente de energía del cuerpo durante el ejercicio.
* Rehidratar: Reponer los líquidos y electrolitos perdidos a través de agua o bebidas deportivas.

3. Libérate del conteo de calorías

Contar calorías puede provocar relaciones poco saludables con la comida. En lugar de obsesionarse con los números, enséñele a su atleta cómo preparar comidas balanceadas: piense en el tamaño de las porciones usando señales visuales como una porción de proteína del tamaño de la palma de la mano, porciones de carbohidratos del tamaño de un puño y grasas saludables espolvoreadas.

4. Los refrigerios son estratégicos

Los refrigerios no son sólo para aburrirse: son cruciales para alimentarse entre prácticas, apoyar el crecimiento acelerado y reponer las reservas de energía. Apunte a refrigerios que combinen proteínas y carbohidratos para obtener energía y satisfacción sostenidas. Algunas buenas opciones incluyen:
* Tostadas con mantequilla de maní y fruta
* Hummus con pan pita y verduras
* Batidos

5. Promover una mentalidad alimentaria positiva

La comida debe traer placer, no ansiedad. Anime a su atleta a ver la comida como el combustible que impulsa sus sueños. Hable sobre cómo les da energía para actividades divertidas, apoya su crecimiento y les ayuda a sentirse fuertes y preparados para los desafíos. Recuerde: ¡está bien disfrutar las delicias y las comidas favoritas con atención!

Encontrar el ajuste adecuado:

Es importante personalizar estas pautas según la edad, el deporte, el volumen de entrenamiento, las preferencias y las necesidades dietéticas de su hijo. Un dietista deportivo puede ser de gran valor para crear un plan personalizado que aborde su situación particular.